A medida que aumenta la migración mundial con refugiados climáticos, la falta de recursos en los países en desarrollo, acelerará el ritmo del cambio climático en lugar de revertirlo
Por: Araceli Martínez Ortega
Aunque los migrantes salen de sus países para mejorar sus ingresos y por la necesidad de empleo, los fenómenos climáticos juegan un papel determinante en su deseo de migrar.
Durante la videoconferencia: “Lección de Glasgow: el cambio climático requiere abordar la brecha climática”, organizada, por Ethnic Media Services, líderes y expertos ambientales recién salidos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrada en Glasgow, examinaron los logros y lo que nos quedaron a deber.
Alex de Sherbinin del Centro para la Red Internacional de Información sobre Ciencias de la Tierra (CIESIN), y experto en migraciones climáticas, dijo que el impacto del cambio climático en la migración, comienza con las preguntas sobre la habitabilidad en ciertas partes del mundo a medida que las temperaturas alcanzan niveles sin precedentes en el pasado.
“Básicamente, tenemos por un lado los peligros ambientales, su ubicación e intensidad. Y por otro lado, tenemos la vulnerabilidad social, que es una característica de las poblaciones”.
Y agrega que la movilidad depende de la capacidad de respuesta del gobierno como los sistemas de alarma, hospitales y otras instalaciones que puedan cuidar de la gente en caso de un evento climático.
También la migración relacionada con el clima, dijo que tiene que ver con cómo la gente perciba si las cosas van a mejorar o empeorar.
“Un reporte en el que participé hace una década, y cuyas conclusiones todavía aplican, es que la migración no se percibe motivada por condiciones climáticas sino por la necesidad de empleo e ingresos”.
Aunque dijo que es obvio, que los factores ambientales juegan un papel si las cosechas y el ingreso se vienen abajo por una una sequía o una inundación severa. “La migración rural se ha incrementado en muchas partes del mundo debido al cambio climático, pero la falta de recursos puede hacer que la gente no se movilice”.
Indicó que reportes más recientes, apenas dados a conocer en septiembre, revelaron que hay una necesidad real de mejorar las vidas en los países en desarrollo para hacerlos más resistentes a los impactos del cambio climático, si vamos a abordar las formas de migración voluntarias e involuntarias.
Sherbinin concluyó diciendo que la mayor parte del mundo en desarrollo, tiene un rango de entre 48 y 216 millones de personas como potenciales migrantes climáticos para el año 2050, y el mayor número se encuentra en África.
¿Todavía tenemos tiempo para hacer algo y detener el calentamiento global?
“Estamos acercándonos a un precipicio porque hemos superado el punto de que las cosas son irreversibles, y reducir las emisiones globales a cero, es una tarea realmente difícil que requiere miles de millones de dólares en inversión”.
Ramón Cruz Díaz, presidente de la organización ambientalista Sierra Club, quien asistió a la Cumbre de Cambio Climático COP 26 de Glasgow, dijo que salieron cosas muy positivas.
“Los países desarrollados se comprometieron a no hacer ningún financiamiento público de proyectos de carbón en el extranjero”.
Y señaló que Bloomberg se comprometió a programar el cierre de más de la mitad de las plantas de carbón en Estados Unidos.
Dijo que le gustaría que el mundo pudiera tener un plan de contingencia.
“Lamentablemente no todos los fondos del estado y las ciudades se han implementado. Ha faltado voluntad política. Ahora tenemos una administración que al quiere hacer algo con conocimiento y con ciencia, y en términos de presupuesto”.
Dana Johnson, directora de estrategia y política federal de la organización WE ACT for Environmental Justice, dijo que para reducir las emisiones contaminantes, la pregunta es si el producto, el servicio o la forma de operar de un negocio perpetúan la carga económica desproporcionada en las comunidades circundantes y contribuyen a las crisis climáticas.
El gas, la biomasa, el hidrógeno verde y el carbono amplían la dependencia de los combustibles fósiles y hacen poco para abordar la contaminación heredada, la mala calidad del aire en las comunidades y hogares, la inestabilidad económica y alteración social, agregó.
La misión de WE Act for Environmental Justice, es asegurarse que la gente de color en las áreas de bajos ingresos, tengan una participación significativa en las decisiones de la comunidad.
Tras su participación en Glasgow, dijo que han decidido que la justicia ambiental tenga un espacio real el próximo año. “Trabajaremos juntos para armar lo que llamamos un pabellón de justicia, para que los grupos comunitarios, organizaciones e individuos de primera línea tengan un espacio que nos asegure una presencia para contribuir realmente a las soluciones”.
Fuente: laopinion.