Los grandes problemas demográficos del mundo, resumidos en un pueblo andaluz de 250 habitantes
Y, sin embargo, es curioso porque, a diferencia de los otros ejemplos que ponía, la provincia de Málaga es una de las que más crecen del país.
Radiografía de un pueblo pequeño. El reportaje habla por sí mismo: “No hay una sucursal bancaria, ni un cajero, ni una tienda y los bares son concesiones municipales que no abren siempre. […] La farmacia no tiene muchos productos pediátricos y el médico solo va una hora y media cada día”.
La carcoma de la despoblación. Y, como decía, esto muestra que el problema de la España vaciada es mucho más complejo (e insidioso) de lo que solemos pensar. No sólo afecta a las provincias del interior como podríamos pensar por el estereotipo. Nada de eso. Los mismos problemas estructurales afectan a un sinfín de comarcas que, por el caprichoso relieve orográfica del país, se encuentran “lejos” de los grandes polos socioeconómicos del momento.
Un problema glocal. En España, la despoblación tiene una larga historia y sus efectos más visibles están claros (el 60% de los municipios tienen menos de 1000 habitantes, ocupan el 40% de territorio y concentran, ojo al dato, el 3.1% de la población).
Sin embargo, a nivel global es un fenómeno relativamente nuevo; algo que nos preocupa desde hace muy poco. Y es que, en el fondo, casos como el de Cartajima aparecen como ‘avanzadillas’ de un fenómeno global: el de un mundo que se vacía por primera vez en la historia y, desde los años 50, el campo se lleva la peor parte.
Y lo peor no es eso. Lo peor es que, como señalaba László J. Kulcsár, “la demografía siempre ha sido un componente central en nuestro entendimiento del crecimiento económico y el bienestar social”. Si no somos capaces de desacoplar esas dos cosas, “el mundo vacío” es mucho más que una curiosidad poblacional, es la promesa de un futuro peor.
La gran pregunta es evidente: ¿Podremos mantener una buena calidad de vida en un mundo en el que la economía decrece a pasos agigantados? Mientras encontramos formas ‘desaclopar’ demografía y economía, las dos grandes estrategias de intervención están fallando. Ni estamos siendo capaces de frenar el declive de la fertilidad, ni podemos apostar por la inmigración. La primera porque no sabemos cómo hacerlo, la segunda porque la época de las grandes migraciones también está llegando a su fin.
Es decir, aunque fenómenos concretos pueden despistarnos, el mundo no es más que una versión ampliada de Cartajima. Y, por eso mismo, lugares como este son los grandes laboratorios de la segunda transición demográfica:los sitios donde vamos a testar nuestra capacidad para mantener la calidad de vida, el crecimiento económico y la igualdad de oportunidades, pese al enorme declive demográfico que sufren.
No será fácil, pero (visto lo visto) no quedan muchas más opciones.
Fuente: xataka