(AFP)
“Una película de terror”. Karl Maquinghen, el pescador que alertó el miércoles de la peor tragedia de migrantes en el canal de la Mancha, sigue conmocionado por este drama nunca visto en sus 21 años en el mar y que no puede olvidar.
“Ver tantos muertos así al lado nuestro, es realmente una película de terror”, confiesa el pescador ante algunos periodistas, tras desembarcar del arrastrero en el que trabaja en el puerto de Boulogne-sur-Mer (norte de Francia), en la madrugada del viernes.
Este hombre barbudo y vestido con un mono azul de trabajo, que solo aspira ahora a “abrazar a sus hijos”, está emocionado por este drama, que le costó la vida a 27 personas, entre ellas tres menores de edad, según la fiscal de Lille.
El miércoles, fue Maquinghen quien vio el primer cuerpo sin vida flotando en el mar, desde el puente del barco, el Saint-Jacques II. A continuación, afirma que vio a “una quincena”, “personas muertas, niños”.
“Aquellos que no llevaban chaleco salvavidas, no los vimos”, explica el pescador, salvo uno “vestido de negro” con “una camisa de cuadros”. “Lo vi porque pasó a dos metros del barco, ni siquiera, a un metro”, dice al borde de romper a llorar.
– “Miedo de subir las redes” –
Los pescadores alertan inmediatamente al Cross Griz-Nez, el centro regional que vigila el canal de la Mancha y organiza diariamente los rescates de migrantes en dificultades, y comunican su posición. Los guardacostas “llegaron enseguida”, recuerda.
“Si hubiéramos llegado cinco minutos antes, quizás habríamos podido salvarlos”, asegura Karl Maquinghen, atormentado por las imágenes que vio en el mar. “No dormimos. Cuando cierras los ojos, ves de nuevo los cuerpos”.
“Nos daba incluso miedo subir las redes, por si había alguno dentro”, explica este pescador experimentado, que reconoce que es “la primera vez” que esto le ocurre, pese a llevar 21 años faenando en el mar.
Sin embargo, los migrantes que intentan alcanzar las costas de Inglaterra en frágiles embarcaciones forman parte de su día a día desde hace meses. Y sobre todo desde este verano boreal: “Todos los días, cada media hora, los ves pasar”.
El centro regional les dijo que “mientras no pidan asistencia y que el motor siga en marcha”, no pueden subirlos a bordo de su pesquero. “No los embarcamos. Hacemos caso al Cross”, explica.
– “No tardan en morir”-
Este drama “es el primero, pero no será el último”, asegura. Si las autoridades “no hacen algo, habrá todos los días, sobre todo en este período”, con la llegada del mal tiempo, a medida que se acerca el invierno en Europa.
“En mi opinión, no tardan en morir” en un mar a entre 10 y 12 grados.
Los años anteriores, este tipo de travesías cayeron con la llegada del frío y la lluvia pero este año continuaron a un buen ritmo, incluso con récords diarios como el del 11 de noviembre, cuando 1.185 migrantes alcanzaron las costas inglesas.
Maquinghen dice que no siente ira, más bien impotencia: “¿Con quién quiere que me enfade? No podemos hacer nada. A menos que se abra el túnel” bajo el canal de la Mancha, por donde pasaron muchos migrantes antes del refuerzo de los controles.
A pesar del trauma, tiene previsto regresar al mar en los próximos días. “Es nuestro trabajo. Estamos obligados a subir de nuevo a bordo. Hay que alimentar a la familia”.
Fuente: Swissinfo