Personas que solicitan asilo hacen fila ante la oficina de primera acogida en Brandeburgo, Alemania.Imagen: Hannes P Albert/dpa/picture alliance
Los ministros del Interior de la Unión Europea todavía no han logrado, a pesar de difíciles negociaciones, resolver temas claves en torno a la migración. Este jueves (28.09.2023), en Bruselas no se llegó a un acuerdo sobre la última pieza del rompecabezas del llamado Nuevo Pacto Sobre Migración: el mecanismo de crisis. Los últimos detalles se negociarán “en los próximos días”, según el presidente del Consejo de Ministros el Interior, el español Fernando Grande-Marlaska. Si bien hubo una amplia mayoría de los miembros de la UE, Polonia y Hungría están en contra, e Italia objetó el pacto y quiere analizar los textos.
La ministra del Interior de Alemania, Nancy Faeser, presentó un nuevo texto en Bruselas, en el cual lo más importante es que países como Italia o Grecia, que son el primer lugar de llegada de los migrantes, no puedan decidir unilateralmente en qué circunstancias se produce una crisis, es decir, cuándo el sistema de asilo está sobrepasado.
Eso significa que los procedimientos de asilo solo podrán endurecerse, ampliarse o llevarse a cabo con peores condiciones de alojamiento si los Estados de la UE así lo deciden por mayoría. Al respecto, Italia dijo que, en caso de crisis, le gustaría permitir que el mayor número posible de inmigrantes viajaran al norte con mayor rapidez para aliviar la carga sobre sus propias instalaciones.
El Pacto Migratorio entrará en vigor dentro de dos años
“Debemos ser más estrictos, más claros, debemos también ser más duros, para que, por otro lado, el sistema esté a disposición de quienes verdaderamente necesitan de nuestra ayuda”, dijo el ministro del Interior de Austria, Gerhard Karner. El pacto consta de mucho más que un mecanismo de crisis que solo debería aplicarse en situaciones extremas. Todavía debe ser aprobado por el Parlamento Europeo, y prevé procedimientos rápidos de asilo directamente en las fronteras exteriores de la UE para 30.000 personas al mismo tiempo. También serían posibles las deportaciones directamente en la frontera. El pacto prescribe el registro de todas las personas migrantes a su llegada, e incluye, por primera vez en la historia de la UE, una regulación vinculante de cuotas para la distribución de solicitantes de asilo entre todos los Estados miembros.
Probablemente pasen al menos dos años hasta que se complete la legislación para el gran rompecabezas y se establezcan realmente los primeros centros para los procedimientos fronterizos. Polonia y Hungría definitivamente no quieren implementar el pacto. Por lo tanto, el pacto migratorio no es una solución al elevado número actual de llegadas a la UE, por ejemplo, a la isla italiana de Lampedusa.
Vencimiento de visados
La alta comisionada de la UE de Interior, Ylva Johansson, indicó que a menudo se olvida que la mitad de todos los solicitantes de asilo llegan a la UE con una visa válida, y luego, cuando esta vence, solicitan asilo. Eso es un problema que hay que enfrentar urgentemente, dijo. La UE no debería concentrarse únicamente en las “llegadas irregulares” de migrantes a través del Mediterráneo o la ruta de los Balcanes.
Mejor cooperación con países de tránsito
A corto plazo, podría ser de ayuda mejorar la cooperación con los países de tránsito y los países de origen de los migrantes, señaló la secretaria de Estado de Migración belga, Nicole de Moor. Ella, como casi todos los ministros y ministras, aboga desde hace años por un tratado de migración con los países africanos, así como con Pakistán y Bangladés. Progresar en las relaciones con esos países, invertir allí y ofrecer oportunidades en la educación y la economía es clave, explicó. El reciente tratado con Túnez, gobernado de manera autocrática, y ubicado a 190 kilómetros de la isla de Lampedusa, en resumidas cuentas, funciona así: dinero y ayuda económica a Túnez, a cambio de que ese país retenga a los migrantes y evite que caigan en manos de los traficantes de personas. La UE cerró un tratado similar con Turquía en 2016.
Hasta hoy, la UE ha pagado un primer tramo de 67 millones de euros a Túnez. En especial el gobierno italiano espera que la guardia costera tunecina tome medidas más enérgicas contra los barcos de contrabando abarrotados en su propia zona de doce millas. Por el momento, el número de cruces desde Túnez sigue siendo elevado. Expertos en migración temen que muchas personas decidan abandonar el país de golpe, antes de que el gobierno tunecino tome medidas contra los traficantes. De ahí que es importante que el tratado se ponga en práctica.
En entrevista con DW, el ministro tunecino del Interior, Kamel Fekih, rechazó la idea de que su país pueda actuar como una especie de policía fronteriza o un centro de acogida de refugiados para la Unión Europea. “Desde el principio, hemos subrayado que la migración no puede gestionarse sin abordar sus causas (…) Pero Túnez sólo puede proteger sus propias fronteras. No puede ser guardia de fronteras para otros, excepto (indirectamente) vigilando sus propias fronteras”, dijo. Según el ministro del Interior, Túnez se encuentra en una situación difícil y no puede aceptar a un gran número de refugiados procedentes de África, de los países al sur del Sahel.
Fuente: Dw