POR FRANCES D’EMILIO
Los fiscales en Sicilia investigaban el jueves el naufragio en el Mediterráneo de una embarcación precaria que partió de Túnez y dejó un saldo de 41 migrantes desaparecidos, sumándose a una serie de tragedias similares de personas que confían en traficantes para dirigirse a las costas de Italia.
Cuatro jóvenes migrantes rescatados por un buque mercante que pasaba por el lugar dijeron a los médicos y la policía de la pequeña isla italiana a la que fueron trasladados el miércoles que sobrevivieron aferrados a cámaras de aire durante horas. Ellos y otros sobrevivientes avistaron un bote abandonado y trataron de alcanzarlo. Pero sólo los cuatro lo lograron, para descubrir, al subir a bordo, que el bote de casco metálico abierto no tenía motor.
La TV estatal informó que sobrevivieron durante cuatro días con cuatro botellas de agua potable y medio paquete de galletas que hallaron en el bote. Un buque de bandera maltesa los rescató y un guardacostas italiano los llevó a la isla de Lampedusa.
Los sobrevivientes dijeron que zarparon del puerto tunecino de Sfax el 3 de agosto en un bote con otros 41 pasajeros, entre ellos tres niños. Olas de hasta cuatro metros de altura inundaron el bote al día siguiente. Los demás estaban desaparecidos y se supone que han muerto.
“Su historia es increíble, dijo el fiscal Salvatore Vella, de Agrigento, Sicilia, a la prensa el miércoles. ”Tal como están las cosas, no tenemos motivos para dudar de su versión”, dijo en declaraciones recogidas por el diario Corriere della Sera.
Vella no respondió de momento a una solicitud de declaraciones adicionales.
El dueño del Rimona, el buque mercante que rescató a los cuatro sobrevivientes, se negó a hacer declaraciones.
El bote desierto que los sobrevivientes avistaron en el mar es similar a otros, construidos en Túnez a las apuradas con chapas de metal soldadas para responder a la demanda de migrantes desesperados que se lanzan al mar con la esperanza de llegar a las costas de Italia.
Fuente: sandiegouniontribune.