Grupos y familias de venezolanos cruzan en balsas el río Suchiate que divide Guatemala de México, el 28 de septiembre de 2022 en Tecún Umán (Guatemala). Al menos 2.000 migrantes venezolanos han intentado cruzar Guatemala en septiembre como parte de su trayecto hacia Estados Unidos, en una ruta plagada de robos y dolor, pero que resulta trascendental para arribar al ‘sueño americano’. Varios migrantes venezolanos que transitan por Ayutla, antes de ingresar a México, coincidieron en que el tramo más duro del camino fue cruzar la región del Darién. De igual forma, otros aseguraron a Efe que las fuerzas de seguridad de Guatemala les despojaron de su efectivo para dejarlos seguir su ruta y otros fueron atacados por asaltantes en su paso por capital de país centroamericano. EFE/Esteban Biba
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Los migrantes venezolanos que se van por caminos irregulares para salir del país se exponen a ser víctimas de redes de trata de personas, pero también a extorsiones, robos y otros delitos.
Luis Izquiel, profesor de Criminología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), en entrevista concedida al Diario 2001 indicó que estos secuestros se dan por organizaciones criminales con la finalidad del ejercicio de la prostitución forzada o el rescate.
«Los sitios vulnerables a estos crímenes, son las zonas fronterizas de México y Estados Unidos; las cuales son controladas por carteles de droga», explicó Izquiel.
De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el tráfico de migrantes “es la facilitación de la entrada ilegal de una persona a un Estado” en el cual no tiene nacionalidad o residencia.
Recurren a traficantes porque no tienen la opción de viajar por los canales legales y los hace más vulnerables a las redes delictivas.
Mafias a la orden del día
Quienes utilizan esta modalidad de viaje están expuestas a la trata de personas, que consiste en la explotación o el aprovechamiento ilícito de un tercero.
Al menos 23 mil venezolanos cruzaron la selva del Darién en agosto de este año, según cifras aportadas por la ONG Human Right Watch (HRW), y esto corresponde a un incremento del 4.060% en comparación con el mismo mes de 2021.
¿A dónde los llevan?
El criminólogo destacó que a los secuestrados los llevan en primera instancia al centro de operaciones de la pandilla, comúnmente a las selvas, lugares muy escondidos y resguardados.
«Existe la diferencia en la trata externa, donde desplazan a la víctima fuera del territorio nacional; mientras que la trata interna implica la explotación dentro del territorio nacional», explicó.
La OIM identifica otras rutas, que son desde ciudades o municipios fronterizos hacia ciudades de Colombia como Santa Marta y Cartagena, o Panamá.
Informe global
La oficina de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) presentó en su informe global este año a las víctimas de este delito en regiones del mundo.
Mientras que en América Central, el Caribe y el sudeste y el centro de Europa se detectan más víctimas con un número bajo de condenas, en Asia, el Pacífico, Sudamérica y África se detectan menos víctimas y menos condenas.
La mayor parte de las víctimas son mujeres adultas 49%, seguidas de las niñas, que representan 23%.
Luis Izquiel afirmó que aunque mujeres y jóvenes son más vulnerables debido a trabajos forzados y prostitución, en el tema económico; cualquier persona que tenga capacidad del pago de rescate, puede ser una víctima.
Modo operandi de las bandas criminales
El profesor de Criminología mencionó que los migrantes vulnerables pueden ser manipulados con falsas ofertas laborales en Colombia u otro país; también raptados a través del proceso de paso por las trochas.
«Para llevar a cabo la retención de estas personas, no siempre es necesario la fuerza física; mayormente recurren a la manipulación psicológica, amenazándolos con armas de fuego. Una manera de amedrentar para que cooperen y sea más sencillo trasladarlos», contó.
Izquiel acotó que las organizaciones delictivas que llevan a cabo estos procedimientos son el «Ejército de Liberación Nacional» (ELN); una guerrilla colombiana, o el conocido «Tren de Aragua».
Un exfuncionario de la División Antiextorsión y Secuestro del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), quien prefirió resguardar su identidad, detalló que existen también los llamados «coyotes», presentes en las fronteras de los estados Táchira y Apure.
«Ofrecen sus servicios para el traslado de migrantes, los cuales pasan por las fronteras de estos estados; sitios muy peligrosos y que dan pie a que los migrantes terminen en explotación y esclavitud», dijo.
Agregó que las trochas también son zonas de conflictos entre los grupos criminales y el Ejército venezolano.
Recomendaciones
Izquiel afirmó que lo mejor es evitar migrar por pasos fronterizos ilegales, pero acotó que esta posibilidad es difícil debido a las necesidades que padecen algunos venezolanos en irse del país en busca de una vida más estable.
«Es importante proporcionar protección y asistencia a migrantes víctimas de tráfico ilícito», manifestó.
Asimismo, advirtió la importancia de mantenerse en un estado vigilante y no dar información personal a desconocidos mientras se realizan estos viajes.
El exfuncionario hizo un llamado a que se investiguen las violaciones a los derechos de los ciudadanos que migran de manera forzada, así como las desapariciones, extorsiones y trata de personas en la frontera.
Migrantes venezolanos secuestrados en México
El 16 de septiembre de este año reportaron que un matrimonio venezolano y sus dos hijas menores de entre 12 y 10 años, los secuestraron en Ciudad Juárez (México), según denunciaron sus familiares.
La familia quería llegar a Estados Unidos con la intención de solicitar asilo en la frontera y luego reencontrarse con algunos parientes en Georgia.
Arelys Verde, abuela de las niñas contó que recibió una llamada del matrimonio para decir que ya estaban en EEUU, pero tras no saber de ellos por siete días denunció su desaparición con las autoridades.
Luego, recibió una llamada de los secuestradores, quienes pidieron un rescate.
Verde relató para EFE que «tuvo que pagar lo que pidieron y aún así no fueron soltados en esa ocasión».
En total la familia pagó unos 16.000 dólares en dos tandas para que, finalmente, los liberaran.
Fuente: 2001online.
