OpiniónUn nuevo comienzo

Un nuevo comienzo

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Por Diego Lombardi

La migración forzada es un drama no importa por donde se le mire. Miles de personas están hoy intentando llegar a los Estados Unidos a través de un cruce fronterizo peligroso, el cual es solo un primer paso para adentrarse en un camino largo e incierto. Lo mismo ocurre con miles de africanos que llegan a Europa a través del mediterráneo, muchos de ellos muriendo ahogados en ese riesgoso viaje.

His House (2020) es un relato distinto del drama migratorio, con maravillosas actuaciones, una historia simple, y enmarcada en las vivencias de una pareja que huyó del conflicto en Sudán del Sur. Este “thriller” es, en realidad, una visión profunda del drama de millones de refugiados en todo el mundo.

Huir por definición implica dejar todo atrás para salvarse, quien emigra forzadamente deja todo lo material atrás con la esperanza de poder empezar una nueva vida en otro lugar. Pero la primera prueba a la que se enfrenta todo aquél que huye de su tierra es que el abismo que se abre entre su nueva realidad material y toda la realidad inmaterial de su pasado generan una tensión capaz de romper a cualquier persona. Recuerdos, seres queridos y amistades que quedan atrás, y en general la noción de una vida construida no pueden viajar con quien emigra, son al final de cuentas realidades que se van convirtiendo en sombras, y eventualmente en fantasmas.

Quien huye de un conflicto buscando refugio lo hace pensando que quizás más nunca volverá a su tierra, y si algún día lo hace podrá decir como Sartre que: “Nada ha cambiado y sin embargo todo existe de otra manera”. Ante esa realidad la búsqueda de un nuevo hogar se convierte en un acto desesperado, es por ello por lo que Bol Majur (Sope Dirisu), el personaje central de la película se aferra con todas sus fuerzas a la casa que el gobierno británico le ha asignado a él y su esposa como refugiados. Por su parte Rial Majur (Wunmi Mosaku), su esposa, solo quiere regresar para reencontrarse con sus pecados y así ser verdaderamente libre. La tensión entre la pareja va aumentando en la medida que uno se aferra más al futuro y la otra al pasado, realidad a la que se enfrentan también miles de emigrantes.

Otro elemento muy bien captado por His House es la relación con los funcionarios gubernamentales, quienes no son agresivos, pero a la vez tampoco son particularmente amables, son burócratas haciendo su trabajo. Cualquiera se ha enfrentado a la tensión de la revisión migratoria, donde el sentimiento de orfandad está presente, basta imaginar esa situación y multiplicarla por mil para tener una idea medianamente aproximada de la tensión a la que se enfrenta alguien que busca refugio, quien sabe que no puede regresar, y cuyo futuro depende de una burocracia. Sin embargo, de forma delicada el director (Remi Weekes) capta otra realidad, la presencia en esa burocracia de personas empáticas.

El fenómeno migratorio como realidad social es complejo, en el se conjugan dramas personales con realidades colectivas. Cada país tiene una capacidad limitada de recibir de manera sostenible una cantidad determinada de inmigrantes, por otro lado, para los países de origen la pérdida de personas y el debilitamiento del capital social complican aún más su situación, y en general estos procesos derivan en un conjunto de retos en materia de Políticas Públicas en los lugares de origen, tránsito y acogida. Todos estos elementos implican retos prácticos, donde el pragmatismo es fundamental, pero a la vez se trata de situaciones con un alto componente humano, e incluso moral, de ahí su gran complejidad.

His house es la historia de una pareja de refugiados que anhela un nuevo comienzo, en esa búsqueda intentan dejar atrás sus fantasmas, hasta que al final descubren el secreto que les permitirá poder seguir mirando hacia el futuro. Ese secreto es perturbador, pero a la vez hermoso, y al aceptarlo los protagonistas de la cinta se permiten una nueva oportunidad. Hoy millones de refugiados buscan ese nuevo comienzo, buscan un nuevo hogar, ojalá la humanidad esté en capacidad de resolver de forma inteligente y compasiva este drama al que millones de persona se enfrentan. Y, quizás más importante aún, ojalá la humanidad fuera capaz de resolver las causas de la migración forzada.

Fuente: noticierodigital


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