Una crisis política, principalmente asentada en la caída del precio del petróleo, se inició  en el gobierno del ya fallecido mandatario Hugo Chavez y ésta se ha extendido hasta la actualidad con su sucesor el Presidente Nicolás Maduro quien en el transcurso de los últimos nueve años ha sido consciente de cómo su país se ha sumergido en profundas mutaciones económicas, sociales y políticas.

Con una persistente y fuerte hiperinflación, se ha provocado una subida rápida y constante de precios, lo cual ha ocasionado que el dinero pierda valor y cada vez sean menos los venezolanos que pueden acceder a productos incluso de primera necesidad.

Las continuas protestas y huelgas así como un aumento considerable de la desigualdad y la combinación de las medidas económicas cada vez ponía en más riesgo la vida de los ciudadanos en su país natal, lo cual provocó que muchos de ellos no vean más salida que dejar su vida y familia atrás y emprender una búsqueda de mejores oportunidades.

 

LA PEOR OLA MIGRATORIA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS 

Protestas en Venezuela por la escasez de alimentos (BBC News

Según un Informe de la Organización de Naciones Unidas para las Migraciones OIM, en 2018 había ya más de 3 millones de venezolanos desplazados en distintas partes del mundo, un año después la cifra aumentó a 4 millones y para 2021 en 5,1 millones, considerándose ésta como una de las crisis humanitarias más grandes del mundo en conjunto con Siria (6,6 millones de desplazados externos en 2021) y Ucrania (4,8 millones de desplazados por Europa a la fecha)

La migración venezolana no se llevó a cabo en un solo momento, por el contrario, los primeros que salieron del país fueron las élites económicas quienes se asentaron en Miami o New York, otros; sin embargo, prefirieron ir más allá y ubicarse en Madrid. Seguidamente salieron los opositores políticos o profesionales de las clases medias que aún fueron capaces de costearse los altos precios de los vuelos y finalmente el agravamiento de la crisis interna sobre todo en el 2018, obligó a que millones de venezolanos de clases media baja emprendan su viaje a destinos inciertos y bajo condiciones muy precarias. Muchos se desplazaron a Colombia o Ecuador, lo cual, sin duda, trajo fuertes repercusiones. 

COLOMBIA Y ECUADOR: DOS DE LOS PRINCIPALES RECEPTORES DE MIGRANTES VENEZOLANOS

En la actualidad Colombia alberga a más de 2 millones de migrantes venezolanos mientras que en Ecuador viven aproximadamente 450 mil. La mayoría de ellos han llegado en condiciones desfavorables, huyendo de una situación insostenible. Lo que les han movido no ha sido la búsqueda de prosperidad económica sino más bien escapar del abismo al que estaba condenados; sin embargo sus problemas están lejos de terminar.

Ni Colombia ni Ecuador estuvieron preparados para enfrentar esta ola migratoria tan fuerte, ni el Estado, ni las ciudades y mucho menos la ciudadanía quienes mostraron una fuerte posición de rechazo a los migrantes.

 

La diáspora venezolana (Council on Foreign Relations)

RETOS DE UNA MINORÍA NO SIEMPRE BIEN RECIBIDA EN LOS PAÍSES DE DESTINO

Los ataques xenófobos, violencia física, discursos de odio y discriminación empezaron a aumentar y no solo desde la sociedad civil sino que fueron algunos gobernantes quienes empezaron a esparcir este tipo de propaganda. En Colombia el Barómetro de Xenofobia identificó algunos momentos culmen, uno de ellos ocasionado por la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, quien tras el asesinato de dos trabajadores mencionó que “los venezolanos nos están haciendo la vida a cuadritos”. Otro fue generado por el mandatario colombiano Ivan Duque quién mencionó que “los migrantes ilegales no serán vacunados contra el coronavirus”. 

En Ecuador también el entonces presidente Lenin Moreno, en 2018 después del asesinato de  una mujer embarazada a manos de su pareja venezolana, publicó un tuit  que anunciaba la “conformación inmediata para controlar la situación legal de los inmigrantes venezolanos en las calles, en los lugares de trabajo y en la frontera” también en el Foro Económico Mundial declaró que “les hemos abierto las puertas, pero no sacrificaremos la seguridad de nadie”.

Migrantes venezolanos trabajando informalmente en las calles (El Comercio)

Este tipo de comentarios que surgieron desde los propios gobernantes incrementaron el sentimiento de rechazo hacia quienes venían del país vecino. El rechazo era tal que era muy común ver en anuncios de arriendos o trabajos enfatizar que los mismos no estaban disponibles para extranjeros (venezolanos).

Durante este proceso de movilidad humana desafortunadamente las condiciones de vulneración sobre todo de mujeres y las personas LGBTI+ venezolanas se profundizan. Las mujeres sufren de discriminación unida a la violencia de género, la cual se manifiesta de manera particular en la sexualización de su cuerpo.

De acuerdo a un amplio y detallado informe realizado por ACNUR se han identificado otros grandes retos a los cuales se han enfrentado los migrantes venezolanos tales como el acceso a un trabajo digno, educación y salud de calidad. 

Las personas refugiadas y migrantes venezolanos que incluso poseen alto nivel de estudios se han enfrentado al desempleo en los países de destino. La falta de acceso a visas de trabajo o permisos de residencia sumado a los diversos obstáculos han ocasionado que la mayoría de ellos deban trabajar en situaciones de vulnerabilidad como pago de salarios por debajo de los mínimos legales, largas jornadas o incluso el no pago por su trabajo. Esta situación se agravó mucho más con la pandemia por COVID 19 en el cual muchas personas perdieron su trabajo lo que les llevó, entre otras cosas, a que fueran desalojados de sus hogares.

Respecto a la educación, En Ecuador se identificó que en muchos establecimientos educativos, la directiva ponía obstáculos para el acceso de migrantes venezolanos o incluso cuando eran admitidos se presentaban casos de discriminación entre niños y niñas.

Por el lado de la salud, la falta de información y desconocimiento general sobre cómo acceder a los sistemas de salud así como las difíciles y precarias condiciones para el acceso hace que muchos refugiados y migrantes no puedan tener un control médico adecuado; la situación se agrava sobre todo en el caso de las mujeres y su ingreso a la salud sexual y reproductiva. 

OPORTUNIDADES PARA LOS MIGRANTES VENEZOLANOS 

A fin de favorecer una regularización migratoria el 25 de julio de 2019 el anterior Presidente Lenin Moreno dicta en Ecuador el Decreto No. 826  en donde se establece la visa humanitaria como un nuevo requisito para ingresar al territorio y se fija una amnistía migratoria para aquellos que no han violado las leyes del Ecuador. A través de este proceso de regularización, llevado a cabo del 26 de agosto de 2019 al 8 de marzo de 2021 se regularizaron un total de 93.066 ciudadanos venezolanos. De la misma manera el mandatario Lasso el 17 de junio de  2021 en la Conferencia Internacional de Donantes en Solidaridad con los Refugiados y Migrantes Venezolanos anunció la realización de un nuevo proceso de regularización y recientemente firmó el Decreto 436 sobre la expedición de una Visa de Residencia Temporal de Excepción para Ciudadanos Venezolanos con un plazo de dos años renovables por una única vez.

Migrantes venezolanos cruzando la frontera hacia Ecuador (RPP Noticias)

Por otro lado Colombia ha regularizado a más de 1,2 millones de refugiados y emigrantes venezolanos y busca elevar esa cifra a 1,5 millones para finales de agosto del 2022. En el año 2021 estableció el Estatuto Temporal de Protección para migrantes cuyo objetivo principal es permitir el tránsito a migrantes venezolanos que se encuentran en el país por un periodo de 10 años hasta que puedan adquirir una visa de residentes. Bajo esta medida se busca estimular el tránsito, régimen migratorio ordinario y disminuir cifras de migración irregular.

CONCLUSIONES

Los migrantes y refugiados venezolanos han tenido que atravesar situaciones en las que más de una vez sus derechos han sido vulnerados. Establecerse en nuevo destino no ha sido tarea fácil ni de un día para otro, la poca importancia y preparación de los gobiernos de países de destino han hecho que pasen años hasta que su estatus migratorio sea regularizado, mientras tanto han debido hacer frente a actos xenófobos, a ser catalogados como delincuentes o alteradores del orden; también se han visto forzados a aceptar trabajos con salarios reducidos ilegalmente o incluso a ser discriminados de los servicios de salud pública. Parecer ser que estas situaciones podrían terminar pues los países aseguran comprometer esfuerzos a lograr un cambio positivo en cada uno de los migrantes; sin embargo, los cambios de gobierno como el caso de Colombia o la inestabilidad política a la que se enfrentado últimamente el Ecuador podrían poner en tela de juicio hasta qué punto se realizarán los cambios que por tantos años miles de migrantes y refugiados han venido esperando. 

Fuente: geopol21.