Migrar muchas veces es la elección más razonable, ya que las personas que se desplazan no tienen ninguna alternativa viable para vivir una vida digna y segura en sus países de origen.
PorAna Amezcua Ferrer
¿Por qué los migrantes no entran de manera legal? ¿Cruzar una frontera sin documentos es un delito? ¿Los refugiados solo vienen a buscar trabajo? Respondamos a estas preguntas y otras más para identificar algunos de los prejuicios y concepciones erróneas que tenemos sobre las personas en situación de movilidad.
¿La gente sale de sus países porque es la solución fácil a sus problemas?
Algunas personas piensan que la decisión de migrar es sencilla, que la gente lo hace porque así su vida será fácil y cómoda, cuando en realidad no es así. Una persona migrante encuentra mucha violencia y discriminación durante su camino. Más allá: incluso, una vez que las personas migrantes se establecen en un nuevo país, los obstáculos no terminan, ya que deben enfrentar diversos problemas como lidiar con el trauma de lo que les ocurrió durante el camino, dificultades económicas, barreras lingüísticas, discriminación en el acceso a trabajo, escuela y servicios médicos, etc.
A pesar de todo esto, migrar muchas veces es la elección más razonable, ya que las personas que se desplazan no tienen ninguna alternativa viable para vivir una vida digna y segura en sus países de origen.
¿Refugiado y migrante es lo mismo?
No. Una persona migrante es aquella que sale de su país de origen de manera “voluntaria” por una diversidad de causas: en busca de oportunidades laborales o académicas, intentando mejorar su calidad de vida, para intentar reunirse con su familia en otros países, etc.
Por su parte, una persona refugiada es aquella que se ve obligada a huir de su país de origen porque su vida, integridad y derechos se encuentran en grave riesgo si permanece allí.
Si bien, en general, las personas migrantes y refugiadas gozan de los mismos derechos humanos, bajo ciertas circunstancias específicas, cada uno de estos grupos tiene algunos derechos diferentes (p.ej. existe la prohibición de devolver a una persona refugiada a su país de origen, mientras que dicha limitación no es aplicable a las personas migrantes). Por eso, en determinados contextos es muy importante que los Estados lleven a cabo procedimientos adecuados que permitan determinar si una persona es migrante o refugiada.
¿Asilo y asilo político es lo mismo?
No. Así como es importante no confundir “migrantes” con “refugiados”, es importante no confundir el asilo con el asilo político. A grandes rasgos, el asilo es aquello que se concede a las personas refugiadas que no pueden permanecer en su país de origen porque su gobierno no puede —o no quiere— garantizar su seguridad. Mientras tanto, el asilo político (también llamado asilo diplomático) es aquel se concede de manera excepcional a ciertas personas con un perfil político alto, cuya vida o libertad peligren por sus actividades o ideas.
El asilo para refugiados es un derecho con el que cuentan todas aquellas personas cuya vida corra peligro en su país de origen y, por tanto, los Estados están obligados a otorgarlo. En este supuesto se encuentran las 9327 personas que solicitaron asilo ante la COMAR durante el primer semestre del año, incluyendo víctimas de la delincuencia organizada, sobrevivientes de violencia doméstica, personas perseguidas por su orientación sexual, entre otros.
En contraste, el asilo político es algo que los Estados pueden elegir otorgar a ciertos individuos que se encuentren en peligro debido a su actividad política. Este fue el caso, por ejemplo, del presidente Evo Morales en México o de Julian Assange en la embajada de Ecuador en Reino Unido.
¿Ingresar a un país sin documentos migratorios es ilegal?
Depende. Cuando se trata de personas refugiadas, no. Las personas refugiadas pueden ingresar a un país extranjero para solicitar asilo sin tener que contar con ningún documento migratorio o identificación vigente. Esto, en razón de que el cruzar a otro país puede ser una cuestión de vida o muerte para ellas y, por lo tanto, no es razonable exigirles que cumplan con formalidades de ley durante su ingreso. Esta salvaguarda no solo está contemplada en la Ley de Refugiados de México, sino también en la Convención de Naciones Unidas sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, por lo tanto, el ingreso indocumentado de personas refugiadas no puede ser criminalizado por ninguno de los 145 países que ratificaron dicha Convención.
En el caso de las personas migrantes, ingresar sin documentos migratorios a un país extranjero sí puede constituir una falta administrativa o un delito, dependiendo del país en cuestión. En el caso de México, el ingreso irregular al territorio es una falta administrativa, por lo que quienes incurran en ello pueden ser acreedores a ciertas sanciones como detención administrativa o deportación, pero nunca a sanciones de naturaleza penal (p.ej. prisión).
¿Quienes migran de manera “ilegal” son delincuentes?
No. En el Derecho no todo lo que es ilegal es un delito. Por ejemplo, pasarse un alto es una falta administrativa y, por tanto es ilegal, pero no es un delito. Pedir un préstamo y no pagar a tiempo es ilegal, pero no es un delito. De esta misma manera, ingresar de manera irregular a un país es una falta administrativa, una infracción a la Ley de Migración, pero no un delito. Por lo tanto, las personas migrantes que cruzan una frontera sin documentos migratorios son tan “criminales” como los automovilistas que no le dan preferencia de paso a los peatones: están cometiendo un acto en contra de la ley, pero no un delito.
¿Por qué los migrantes no intentan conseguir la documentación necesaria?
Conseguir un documento migratorio no es tan sencillo como conseguir una licencia de conducir o una credencial de elector. Las personas migrantes no pueden simplemente acudir a una oficina del Instituto Nacional de Migración y pedir regularizar su situación. Para poder hacerlo, necesitan cumplir con requisitos como tener pareja o descendencia mexicana; contar con una oferta formal de empleo; o recibir ingresos mensuales superiores a trescientos días de salario mínimo en la Ciudad de México (aprox. 42,500 pesos).
Sin embargo, en varias ocasiones, ni siquiera el cumplir con estos requisitos llega a ser suficiente para que una persona migrante pueda regularizarse. Las leyes migratorias mexicanas son muy complejas, y muchas veces la única forma de poder realizar un trámite burocrático exitosamente, requiere de la intervención constante de un abogado, lo cual no es costeable para muchas personas migrantes.
¿Cualquier persona puede decir que es refugiada para poder quedarse en el país?
No. Si bien una persona es refugiada desde el momento en que sale de su país porque su vida o derechos corren peligro allí, es necesario que lleve a cabo un procedimiento de reconocimiento de esa condición de refugiado en el país extranjero donde solicita asilo. En México ese proceso es llevado a cabo ante una dependencia de gobierno llamada COMAR que se encarga de determinar a qué personas el Estado mexicano reconocerá como refugiadas y a cuáles no.
Para poder obtener este reconocimiento, las personas solicitantes deben cumplir con varios requisitos establecidos en la ley, realizar entrevistas frente a funcionarios estatales, aportar pruebas sobre el riesgo en el que se encuentran, etc. Este proceso puede tardar varios meses —o años incluso—, tiempo durante el cual, las personas solicitantes están sujetas a medidas cautelares que restringen considerablemente sus opciones de movilidad. Por tanto, para ser reconocido como refugiado, no basta con decir serlo, sino que es necesario llevar a cabo un procedimiento muy largo y con requisitos estrictos.
¿Todos los refugiados vienen de países en guerra?
Históricamente, el asilo se otorgó principalmente a aquellos que huían de conflictos armados. Sin embargo, en la actualidad existen otras causas por las cuales alguien puede ser reconocido como refugiado, por ejemplo, que en su país de origen exista violencia generalizada o perturbaciones graves al orden público; o bien, que la persona sea perseguida por motivos étnicos, raciales, religiosos, nacionales, políticos, de orientación sexual o identidad de género, entre otros.
¿Darle trabajo a migrantes y refugiados le roba oportunidades de empleo a los mexicanos?
Las personas migrantes y refugiadas no reciben ningún tipo de tratamiento preferencial al momento de solicitar empleo, por el contrario, debido a su estatus migratorio muchas veces se les niega acceso a empleos formales, incluso cuando cuentan con permisos de trabajo. Por este motivo, en muchas ocasiones, las personas migrantes y refugiadas se ven obligadas a aceptar empleos informales, en los cuales no se respetan sus derechos laborales, no se les otorga seguridad social y, en muchas ocasiones, sufren de violencia y explotación laboral.
Por tanto, el ser una persona migrante (racializada) no representa una ventaja al momento de obtener empleo, sino que hace más probable que las personas solo puedan obtener trabajos precarizados.
¿La mayoría de los refugiados son hombres jóvenes?
No. De acuerdo con cifras del ACNUR, en 2019 hubo aproximadamente 79.5 millones de personas desplazadas forzadamente. De ellas, alrededor de 30 a 34 millones, eran menores de edad. Es decir, aproximadamente el 40% de los refugiados en el mundo entero son niñas, niños y adolescentes. Además, de acuerdo con cifras de UNICEF, en 2016 1 de cada 200 niños en el mundo era refugiado.
Fuente: animalpolitico