El Cofamide mantiene su esfuerzo por encontrar a salvadoreños que han desaparecido mientras migraban hacia Estados Unidos. Explican cómo funciona la búsqueda de osamentas y ADN.
El Comité de Familiares de Migrantes Fallecidos y Desaparecidos (Cofamide) informó que tiene registrados 288 migrantes salvadoreños desaparecidos desde 2011, cuando se disponían a llegar a Estados Unidos. Hasta el momento, solo 55 osamentas han sido descubiertas y 13 personas han sido encontradas con vida.
Omar Jarquín, secretario general de Cofamide, dijo que la última osamenta encontrada es la de Carlos Cabrera, que sucedió a finales de junio de este año. Su búsqueda duró ocho años y murió en el desierto de Estados Unidos. Su madre, Gloria Cabrera, ya había viajado siete veces con la caravana de Madres Centroamericanas hasta México para buscarlo.
La caravana de madres sale cada año y está conformada por familias de migrantes desaparecidos de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, que son invitados por el Movimiento Migrante Mesoamericano, que cubre sus gastos.
“Nosotros llegamos a cada estado de México y hacemos la ruta del migrante. La incidencia es darnos a conocer. Aunque parezca como si fuera un viaje de placer, no lo es. Hay muchos peligros”, aseguró.
“A la familia de los desaparecidos nunca he visto que los apoyen de la misma manera que apoyan a los retornados”.
María Díaz, miembro del Cofamide.
El hijo de Omar lleva nueve años desaparecido. En 2019 decidió emigrar a Estados Unidos, pero jamás llegó y lo último que supo de él es que estaba en Reynosa, en el estado de Tamaulipas.
“En nuestros casos, el sueño americano se ha convertido en una pesadilla”, aseveró Jarquín. Él había apagado $12,000 para que un coyote se llevara a su hijo a su destino de manera segura.
“Ya habíamos quedado que si lo secuestraban la palabra clave era caballo, pero en esa última llamada no la mencionó; me dijo que todo estaba bien, que no me preocupara, que al siguiente día lo cruzaban a Houston. Me dijo: ‘Dentro de cinco días te hablo’ y ya pasaron nueve años y no sé qué pasó”, lamentó este padre.
Según la información que reciben de las autopsias a las osamentas encontradas en la ruta del migrante, la causa de muerte que más se reporta es “muerte no determinada”, porque no se encuentran huesos quebrados, cráneos con perforaciones de bala o si murió por asfixia, y con tan poca información solo queda la prueba de ADN en los huesos.
María Díaz, otra integrante del Cofamide, tiene a su esposo desaparecido desde hace dos años, cuando cruzaba México para llegar a Estados Unidos. Dice que la gente no está bien informada sobre los peligros y que es importante estar al tanto.
“Cuando estamos en un caso, lo publicamos, pero quizás no se está haciendo suficiente trabajo para que la gente sepa. Estamos invisibles, porque Cofamide es la otra cara de los retornados. En las noticias salen los retornados, que reciben ayudan, pero a la familia de los que quedan desaparecidos nunca he visto que los apoyen de la misma manera”, aseguró.
Mencionó que solo reciben apoyo cuando se trata de la repatriación de una osamenta o cuerpo de un migrante que murió en el camino y por eso quieren hacer conciencia de los peligros que existen en el camino hacia Estados Unidos.
El Cofamide recopila muestras de ADN de los cuerpos encontrados en su búsqueda y tiene su propio banco, que está conformado por el equipo antropólogo de México, la cancillería salvadoreña y la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH). Además, cuenta con sus propios peritos forenses.
Jarquín expuso que tienen cuatro casos del 2003 de migrantes que fueron localizados y que murieron en Tamaulipas, México, y que hasta el día de hoy aún no han sido entregados a sus familiares. Sus cuerpos permanecen enterrados en fosas comunes, a pesar que ya fueron identificados y se les comunicó a los familiares de los hallazgos, pero jamás los repatriaron.
INICIATIVA DE LEY
El Cofamide, junto a familiares de migrantes desaparecidos, organizaciones nacionales e internacionales, ha trabajado durante cuatro años en un anteproyecto de ley que piensa presentar ante la Asamblea Legislativa.
Son dos puntos los que destaca la organización sobre este documento. El primero es que los agentes de la Policía Nacional Civil sean sensibilizados con las familias de los migrantes desaparecidos para que cuando reciban una denuncia no respondan que no es competente ponerla en este país, sino que mandan a los afectados a otros países.
El otro punto es que se cambie lo que establece la ley consular de 1948, que estipula que si un migrante es encontrado y no quiere que su familia sepa dónde está ni ningún tipo de información, la familia que lo está buscando no puede ni ver ni hablar con la persona.
“Lo que queremos es un medio de verificación”, indicó Omar Jarquín.
Caravana
Cada año, una caravana centroamericana, conformada por familiares de migrantes desaparecidos, viaja a México por la ruta del migrante y busca en los refugios y albergues a sus seres queridos. Realizan esta búsqueda junto a organizaciones de México que apoyan económicamente y logísticamente la causa. Con ello, buscan crear conciencia y obtener más visibilidad.
Fuente: laprensagrafica
