El contingente, cuya mayoría son migrantes venezolanos, se desplazaba a pie por una carretera en el sur de México y enarbolaba al frente una bandera venezolana con la frase “paz, libertad. SOS”.
Los hombres, mujeres, niños y adolescentes eran acompañados por patrullas de la Guardia Nacional de México.
Algunos migrantes dijeron a The Associated Press que cruzaron sin autorización legal a México por el río Suchiate que divide a ambos países. Decidieron emprender la marcha en caravana porque ya muchos estaban durmiendo en las calles y se les había acabado el dinero para comprar alimentos.
“Sólo pedimos que nos dejen avanzar, no estamos diciendo que nos vamos a quedar aquí en México, solamente queremos avanzar, llegar al sueño americano y trabajar porque aquí todos somos trabajadores”, dijo la venezolana Gloria Roseli mientras descansaba por un momento en una carretera.
Roseli llevaba una mochila y un hule espuma enrollado que utiliza para dormir. Dijo que ya tenía una semana en México hasta que se integró al contingente.
Los migrantes dijeron haber recibido poca asistencia de las autoridades migratorias mexicanas, las cuales además les dieron instrucciones confusas y contradictorias sobre cómo desplazarse o solicitar asilo en Estados Unidos.
La formación de esta caravana migrante en el sur de México tiene lugar en medio del flujo récord de personas que se dirigen a Estados Unidos desde diversos países de América Latina. En los 12 meses hasta mayo de 2023, las autoridades estadounidenses informaron haber tenido casi 2,5 millones de encuentros con migrantes en su frontera sur, un incremento sobre el año anterior.
La travesía está llena de peligros ya que los migrantes a menudo son víctimas de secuestro, extorsión y otras formas de violencia por parte de grupos delictivos armados en la región. Debido a estas situaciones adversas, los migrantes a menudo viajan en caravanas de cientos de personas para mantenerse seguras.
Los migrantes venezolanos buscaron antes refugio en otros países sudamericanos como Colombia y Perú, pero siguen aumentando quienes emprenden la peligrosa travesía por la inhóspita selva en el Tapón del Darién entre Colombia y Panamá en su intento por alcanzar Estados Unidos.
Fuente: vozdeamerica