Los comunistas irlandeses critican con dureza la política migratoria del gobierno y lo acusan de dar oxígeno a la extrema derecha.
En Irlanda, la extrema derecha sigue protagonizando episodios de odio y violencia contra los inmigrantes y capitalizando la desastrosa política migratoria del gobierno.
El 16 de diciembre hubo un incendio provocado en un hotel en Galway destinado a alojar a 70 refugiados. Todo apunta a que la extrema derecha, que se había manifestado ese mismo día por la mañana frente al edificio, podría estar detrás de este incidente.
En un comunicado, el Partido de los Trabajadores (Workers Party) condena los ‘actos de violencia e intimidación’ de la extrema derecha contra los migrantes y los refugiados y hace un llamamiento al Estado para que responda con contundencia frente a estos grupos reaccionarios. Al mismo tiempo, la organización comunista advierte que la política de asilo y de inmigración del gobierno es un fracaso.
‘Al defender a los refugiados contra la violencia, no debemos cometer el error de defender un sistema de asilo que es manifiestamente disfuncional, o una política de asilo que parece diseñada para proporcionar municiones a la extrema derecha’, señalan.
La formación considera que no se está abordando la integración social de los migrantes ni las necesidades de las comunidades donde se alojan. El Partido de los Trabajadores critica el traslado masivo de refugiados a pequeñas comunidades que carecen de las instalaciones y los servicios necesarios y adecuados. ‘No basta con condenar las reacciones xenófobas e intimidatorias a esta política. Debemos reconocer la realidad de que acontecimientos como estos seguirán ocurriendo hasta que se resuelvan las condiciones subyacentes’, indican en el comunicado.
Además, añaden que bajo esa situación, los grupos de extrema derecha ‘se vuelven peligrosos cuando pueden capitalizar presiones sociales reales que no son abordadas por otros grupos’.
Promesas irresponsables
Según indican los socialistas irlandeses, en el año 2022, el gobierno se comprometió a aceptar un número ilimitado de refugiados ucranianos y hasta la fecha ha recibido a más de 100.000 personas. La promesa se hizo por razones políticas, con pleno conocimiento de que el Estado no tenía ni la voluntad ni la capacidad de proporcionar vivienda a tanta gente. El resultado de esta mala gestión y de no garantizar la integración social de los refugiados en sus comunidades de acogida ha sido el colapso.
El Partido de los Trabajadores indica en su comunicado que la clase dominante tiene el mismo desprecio por los trabajadores autóctonos como de cualquier otra nacionalidad, pero que instrumentaliza a los inmigrantes para poder explotarlos y obtener mayores beneficios mediante una mano de obra más barata.
Y remarcan que para hacer frente al racismo y al auge de la extrema derecha en el país, es necesario ‘adoptar una política migratoria racional, que regule la tasa de inmigración a un nivel que pueda soportarse sin inducir más crisis de personas sin hogar y de provisión social’.
Fuente:nuevarevolucion.es
