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Entrevista: La crisis no son los migrantes, sino cómo los recibimos

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La escritora Yael Weiss considera que la crónica es “el relato de la realidad” y con ese enfoque aborda el drama migrante en su libro Los muros de aire y otras crónicas de frontera (Penguin Random House, 2023), donde retrata a personajes entrañables y esboza la vida que migra con ellos.

En sus relatos, Weiss aborda la humanidad que se abre paso entre miedo y esperanza, lo mismo en Tijuana, que Tapachula, Ciudad Juárez, Tenosique o Reynosa; ciudades, donde la autora aprovecha las agobiantes pausas de las caravanas migrantes para entregar historias de vida que se suceden en las fronteras.

“Detrás del primer muro había más muro, más rejas, y cámaras y reflectores y sensores de movimiento, además de soldados armados hasta los dientes y helicópteros de caza; no era solo cuestión de saltar y escabullirse en la tierra de la libertad”, escribe en Tijuana, a propósito del intento de un grupo de migrantes de cruzar la barda fronteriza.

En Los muros de aire y otras crónicas de frontera, Weiss potencia uno de los fenómenos sociales más abordados en las crónicas de prensa, mas no por ello de los mejor comprendidos, y lo hace con una visión reposada que permite reencontrarnos y recordarnos como los migrantes que alguna vez, en algún momento de nuestras vidas o de nuestras familias, hemos sido.

Pregunta: Tú has dicho que la crónica es el relato de la realidad y usas este género para compartirnos este libro.

Respuesta: Soy una escritora de ficción, he escrito algunas crónicas de viajes, pero me quedaba en el terreno de lo que se considera literario. En una ocasión me encontraba en Tijuana, tenía un asunto familiar ahí y decidí quedarme un par de días para conocer la frontera norte; había leído las noticias y planeé este viaje con antelación, son estas coincidencias que a veces nos permiten grandes encuentros y nos llevan a empezar grandes proyectos.

Yo me encontraba en Tijuana, al mismo tiempo que venía llegando la caravana migrante de 2018. Este fue un fenómeno muy mediático, cuando las personas que salieron de Honduras tomaron la idea de juntarse no en la clandestinidad, sino de circular a la vista del mundo, como una manera de protegerse de los ataques y de los peligros, y llegan a la ciudad de Tijuana y me fui a conocerlos con la única intención de ver quiénes eran, qué contaban, qué habían vivido, qué esperaban y en qué les podía ayudar.

Me encontré con un drama humano, que a los escritores es lo que inmediatamente nos ata a una situación, tratar de comprender cuáles son las personas que están ahí, cómo se están relacionando entre sí, cómo están respondiendo a la situación. Estamos frente a personas que están arriesgando la vida, que están emprendiendo un viaje que muy pocos de nosotros hemos emprendido, quizás nuestros abuelos, siempre alguien de nuestra familia ha emprendido este tipo de viaje, pero son precisamente el tipo de personajes que hacen las novelas, que hacen las grandes aventuras.

Previo al inicio de este sexenio, llegó la primera gran ola migratoria a Tijuana, Baja California.

Sentí que estas personas que estaban ahí, después de todo lo que habían cruzado, tenían una historia que contar, había lecciones que habían aprendido, había una visión que nos podían dar de las cosas -no sólo de la migración, sino de la humanidad, el drama humano-, de cómo se vive y cómo se sortean el crimen y la corrupción. Y escribí una primera crónica y, a partir de ahí, me fui enganchando, decidí conocer la frontera sur, y en Tapachula escribí otra crónica y después decidí ir visitando ciudades de entrada y salida de nuestro país.

Lo llamo relatos de la realidad porque ahí no había nada que inventar, los personajes, la situación crítica, el momento donde se arriesga el todo por el todo ya estaba puesto, los peligros ya estaban ahí, las personas hablando. Yo trato de, con las herramientas del escritor, recrear el momento, las personas que estaban ahí, lo que se sentía, lo que se decía, lo que se pensaba, lo que olían las cosas, los chistes que se cuentan, los miedos que se expresan, los sueños que se tienen, los pasados que se vuelven a inventar; cada persona reinventa su vida de una manera generalmente positiva porque quiere hacer una vida mejor, entonces, tratar de comprender qué es lo humano que se está moviendo ahí y cómo se vive en las fronteras cuando ese es mi lugar.

P: Han pasado cinco años desde que estas caravanas migrantes se han vuelto mediáticas, ¿pero qué hemos aprendido de ellas o qué no hemos aprendido?

R: Lo primero que no hemos aprendido es a ver con nuestros propios ojos. A veces me doy cuenta que en cualquier ciudad de México uno puede ir hacia los migrantes y tomar ciertos testimonios e ideas de primera mano, porque en los medios tenemos un punto de vista y hay cosas que defender, pero creo que no hay mejor manera de conocer lo que está sucediendo que confrontarlo con una experiencia directa, que fue lo que me sucedió a mí. A partir de ese momento, como era un fenómeno que me interesaba, por eso me quise quedar en Tijuana, confrontar todo lo que yo había leído con lo que realmente estaba pasando, y eso me permitió enriquecer mi visión y creo que todos los ciudadanos podemos hacerlo hoy en día porque estamos rodeados de personas que están transitando por nuestro país, están en los parques, están en las calles.

Yael Weiss aborda la humanidad que se abre paso entre miedo y esperanza
Yael Weiss aborda la humanidad que se abre paso entre miedo y esperanza, lo mismo en Tijuana, que Tapachula, Ciudad Juárez, Tenosique o Reynosa; ciudades, donde la autora aprovecha agobiantes pausas de caravanas migrantes para entregar historias de vida. (Agencia Reforma)

 

Deberíamos de aprender a no informarnos y tener ideas solamente a través de la visión de terceros, porque siempre hay una visión que pasa por nosotros, hay que confrontarla con la propia. Yo siempre me siento muy incómoda con todo lo que opinan de Siria o de Israel porque no puedo ir a ver lo que realmente está pasando, pero de nuestro país sí podemos todos, si tenemos interés, ver qué está pasando.

Me parece que tampoco hemos aprendido a ver este fenómeno migratorio como algo natural, algo que está inscrito en la naturaleza humana. No hemos aprendido, o sea, tenemos esta historia detrás, toda la vida, toda la historia de la humanidad está marcada por sequías que hacen moverse a las personas, cambios climáticos que han habido, glaciaciones, de hecho, el supuesto paso por el Estrecho de Bering tenía que ver con un periodo de glaciación en que se podía circular por ahí. Entonces, el clima ha movido gente, las enfermedades, las guerras han movido gente. Entonces no es que haya una, o sea, no es un fenómeno aislado nuevo, es un fenómeno simplemente recrudecido en este momento. Es muy importante también no irse con la propaganda, por ejemplo, cuando decimos crisis migrante, hay que tener mucho cuidado. Quizás la crisis no es migrante, sino es una crisis de acogida a los migrantes, ¿por qué tienen que ser ellos el problema y no nosotros que no nos sabemos adaptar a la realidad? La realidad es que esas personas se mueven.

Lo que yo pude ver es que es, como cuando llueve y empieza a entrar el agua debajo de la puerta y tú quieres barrer, por más que le hagas, el agua va a entrar, y la gente se va a mover, porque es humana y porque así somos. Entonces, lo que hay que hacer es tener estructuras, yo creo, más flexibles de alguna manera, y sentir que la crisis no está solo de que ellos están llegando, sino que la crisis está en cómo acogemos. Los migrantes son los que han construido los países más poderosos de este mundo. Los países donde no hay migrantes realmente son bastante pobres. Los migrantes construyen, hacen, bien podríamos acogerlos. La historia nos va a juzgar por quiénes somos ahora y cómo manejamos este tema.

Yael Weiss aborda la humanidad que se abre paso entre miedo y esperanza
Yael Weiss aborda la humanidad que se abre paso entre miedo y esperanza, lo mismo en Tijuana, que Tapachula, Ciudad Juárez, Tenosique o Reynosa; ciudades, donde la autora aprovecha agobiantes pausas de caravanas migrantes para entregar historias de vida. (Agencia Reforma)

P: Tus relatos son muy disfrutables y hay varios personajes que se quedan en la memoria, pero preferiría que seas tú quien invite a los lectores a acercarse a tu libro.

R: Justo son relatos de personajes, de sus aventuras y de sus desventuras, de sus sueños y de sus esperanzas, y cómo trato de llevar a los lectores al lugar, a Tenosique, por ejemplo, a estar ahí conmigo y observar conmigo todo lo que está pasando, cómo se teje y desteje uno de los más grandes dramas humanos. Yo uso todo lo que he aprendido como escritora, todos los recursos de descripción, de gestos, de la psicología también, de ver cómo traslucen en las palabras lo que quieren los personajes, y ordenar la historia para que sea disfrutable y que realmente sea una historia de lo que está pasando.

Es una gran historia lo que está sucediendo en las fronteras de nuestro País, con sus grandes tragedias, es un drama humano que nos concierne y que vamos a reconocernos ahí, podríamos ser nosotros, y de hecho podemos ser nosotros en un futuro muy cercano o lejano, no lo sabemos, o podrán ser nuestros hijos. Creo que ahí, en ese lugar donde la gente está entre la vida y la muerte, entre salvarse y condenarse, entre la ley y la persecución de la ley, es ahí donde se refleja quiénes somos como humanos hoy en día, cómo reaccionamos a todas estas cosas. Entonces los invito al encuentro de todas estas personas y cómo viven y sortean y experimentan su paso por nuestro país.

Fuente: sandiegouniontribune


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